El autor de Napalm al cor (‘Napalm en el corazón’), premio Libros Anagrama de Novela, ha pronunciado un discurso afilado a favor de la defensa de la literatura.

 

Transcripción del discurso que ha pronunciado Pol Guasch, autor de Napalm al cor, que ha ganado el sexto premio Libros Anagrama de Novela, en el acto institucional del Ayuntamiento de Barcelona para celebrar el día de Sant Jordi.

“Me han invitado para hablar en representación de los escritores y las escritoras. Evidentemente, no lo haré. Primero, porque nunca he hablado en nombre de nadie y espero no hacerlo nunca. Segundo, porque cuando decimos todos no pensamos quien queda fuera. Decir todos evoca armonía y conexión como algo que es todo, pero que en realidad está en ninguna parte. Todo el mundo es un límite que cambia incesantemente. Hoy me han invitado, también, porque soy joven y debo encarnar algo parecido a la diversidad, como demostrando que las oportunidades existen, que las nuevas voces se premian y que el sistema que habitamos es sano y funciona. Sabemos, por supuesto, que esto no va así. Y mi posición es: ¿por qué no evidenciarlo? También me han invitado para compensar ocho años seguidos de pregón en castellano y escenificar una convivencia inexistente entre lenguas y representaciones. Pero esto es tan evidente que no hace falta ni decirlo”.

“Primero de todo, yo no soy escritor. Porque no tengo ninguna obligación con nadie, pero sobre todo porque no me dedico. Y no me dedico, como tantos otros escritores, porque no hay nada parecido a una renta básica universal, ni un plan de emergencia a favor de la cultura, ni la mínima sensibilidad para cuidar las palabras. Sería inútil reivindicar nada aquí. También hay que pensar a quién apelamos cuando hablamos, cuando escribimos. Creo que es el gran reto que tenemos hoy. Y evidentemente también hay que pensar a quién apelamos y al que no con festividades protocolarias como éstas. Se trata, claro, de dejar de dirigirnos constantemente a la clase política mendigando algo, y dirigirnos con firmeza a las personas que hacen las palabras, que dicen las palabras, y que por tanto permiten que algo parecido a la literatura pueda existir”.

“Dicho de otro modo. Hay las fuerzas que crean y mantienen el mundo, y luego están las fuerzas que expropian esta creatividad en favor del beneficio. Son las mismas fuerzas que convierten la literatura en retórica. Y la literatura no es retórica, es desvío. Política institucional y literatura son antónimos. Donde hay una, no hay otra. Por eso hoy, aquí, de literatura no hay nada. Ni en estas palabras que os digo. No soy escritor ni tampoco es mi oficio el de escribir eso de ahora. Hablar en nombre de todo el mundo parece que evoque una conexión humana, pero en realidad destruye la historia en favor de un universo eterno. Y creo que la literatura son historias, muchas historias, y ningún universo. De hecho, estos procesos invisibles de destrucción de mundos particulares son las nuevas mercancías. Pero literatura puede ser todo menos mercadeo. En la literatura no hay pactos ni concesiones. En la literatura no se negocia con el racismo. No se mercadea con la persecución de las lenguas. No se vende el texto al mejor postor. No se engaña en nombre del propio interés. La literatura ensancha y no constriñe”.

“Sorprende la manera como se fagocita todo, entre la velocidad violenta y la asimilación inminente. Estar aquí es una manera de hacerlo palpable. Buscamos la novedad, la última palabra, siempre la última y la más fresca, el corte más fresco siempre sobre la mesa. Pero la literatura es complejidad contra la tiranía del presente y de la identidad. Por un lado crea inmunidad con el lenguaje, pero por el otro rompe toda inmunidad y se abre como el espacio donde dejarse afectar “.

“Con el convencimiento de que aplaudiréis a una persona que nunca leeréis y que poco os importa; con el miedo del blanqueo y la simplificación de las palabras y con la duda de su fuerza en la época de la banalidad política, acabaré diciendo que la literatura es una tarea humilde de cuidados y de acompañamiento. Cada uno de nosotros tiene una red de cuidadores invisibles dispersos por el mundo que realizan tareas que antes hacíamos en comunidad. En este abismo global, algorítmico y violento, seguramente nuestra tarea es no soltar del todo las palabras que la clase política y la clase económica roban y expropian. Las bases de la solidaridad son posibles y lo son en las palabras. Y creo que está por llegar el texto que haga con el mundo lo que hemos sido capaces de hacer, entre otros lugares, en Urquinaona”.

 

Fuente: https://www.sinpermiso.info/textos/en-el-ayuntamiento-de-barcelona-hoy-aqui-de-literatura-no-hay-nada-discurso-de-pol-guasch